Hay algo en esta vida que para la mayoría de las personas es una bendición,
eso es la amistad pues lleva en ella toda la gama de los colores del amor, el
más necesario e importante: la lealtad. En la amistad podemos encontrar ese
cariño que la mayoría de las veces es desinteresado, ajeno al egoísmo y lleno
de sentimientos que nos provocan seguridad y una serenidad. Pero tan bien es
cierto que es muy difícil encontrar verdaderos amigos, y con esto me refiero a
esos amigos que de frente te dicen las verdades y a tus espaldas te protegen.
Todos en algún momento de la vida hemos sufrido por un amigo desleal, aquel que
sin mirar hacia tu corazón te da por la espalda con el más frio y helado de los
sables, vitoreando una amistad delante de muchos, te descuidas, volteas y te
apuñala. A mí, a ti y a todos, nos ha tocado llorar por un amig@ desleal en el
cual habíamos puesto la confianza, secretos, inquietudes y anhelos. Ese amig@
era para ti un baúl lleno de confesiones hechas en la más frágil de las
situaciones, y es que cuando uno sufre se acude a esa persona que sientes que
te entiende, que lleva contigo el peso de tus problemas y en los ojos las
lagrimas de tu dolor. No falta ese amig@ que creías era tu herman@ que con el
mas criminal de los cinismos te traiciona. As: traiciona. Y hay muchas maneras
de traicionar, una de ellas es divulgar tus secretos, otra es no cuidar tus
espaldas y la más peligrosa y triste: valerse de tu dolor o tus problemas para
tener tema de conversación. El dolor viene cuando te enteras que ese amig@ te
traicionó ¡ay que cabronada más dura y fuerte! y que dolor tan intenso invade
todo el cuerpo; uno siente que la cabeza va a explotar con una mezcla de coraje
y desilusión. Un escalofrío enorme recorre tu piel, primero por la pérdida de
confianza -que dicho sea de paso es como la virginidad: el día que la pierdes
jamás regresa-. En aquel momento te das cuenta que tu amistad esta desvirgada,
que llegó el más terrible de los violadores y la mancho; que las cosas no
volverán a ser como antes, que ese vínculo se perdió y que te dejó el dolor de
la pérdida, del engaño y de la deslealtad. Los amigos, dicen por ahí, son la
familia que uno escoge. Puede que sea verdad; creo que a veces escogemos muy
mal, nos falta ese 7séptimo sentido para saber escoger a quien entregarle
nuestros más íntimos secretos, nuestras dudas y temores, nuestras alegrías y
pasiones. Hoy puedo decir que he perdido a varias amigas, y los motivos han
sido diferentes: envidias, inmadurez, o simplemente porque no eran amigas
verdaderas. No puedes estar bien con Dios y con el Diablo, o eres o no eres, o
estas o te vas, pero no puedes andar en misa y en procesión, o comiendo pinole
y chiflando. La amistad exige lealtad, la amistad exige compromiso, la amistad
requiere honestidad y entrega; la amistad es
una entrega total, no puedes dar a medias y recibir completo, se
necesita reciprocidad, se requiere el cien por ciento de tu cariño y confianza.
Hoy te digo a ti que me lees: no puedes amar poquito o ser poquito amig@, es
como la que dice: "estoy un poquito embarazada" (jajaja) ¡no señor!
estás o no estás embarazada, eres o no eres mi amig@. Yo no puedo llamar amig@ a quien no me
demuestra lealtad y cariño; serán mis conocidos; pero para mí amig@ es aquel a
quien puedo recurrir en mis días más grises, que me tiende la mano en mis
tristezas y que llora conmigo en mis perdidas; aquel que me traiciona, aquel
que no me defiende a mis espaldas, ese no es amig@, ese es un cabron@
que se aprovechó de mi cariño y no supo devolver lo mismo. Y así vamos por esta
vida como la coladera, dejando arriba lo que sirve y desechando el desperdicio.
Se es amig@ o no se es, esa es tu decisión #POSOYE
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