9.02.2014

Piropos y Albañiles #POSOYE

¿Feminista yo? No, ¡Nuncaaaaaaaaaa! Si hay algo que realmente me gusta ser es que nací  mujer, así: mujer, en tooooda la extensión de la palabra. Me gustó tener la posibilidad de parir, el ser madre, el tener este sexto sentido que nos caracteriza, ese mismo por el que algunos nos llegan a llamar brujas. Me gusta sentirme en muchos aspectos de mi naturaleza débil y ser protegida por el hombre, me gusta el poder abrazar a mis amigas y besarlas y que no me tilden de marimacha, tortilla o lesbiana; me encanta ser en muchos momentos cursi y soñadora, disfruto el poder llorar en público y que no sea un signo de debilidad ante los demás, sino de sensibilidad. Y si hablamos de ropa, ¡ay como me gusta tener la libertad de poder usar lo mismo un pantalón que una falda! Con los dos me siento femenina y linda. ¿Que si soy feminista? ¡Dios me libre señoras y señores! En el pasado se inició el sufragismo y el feminismo -conviene no confundir los términos- y lo que cada cual le da y aporta a la mujer, uno era exigiendo los derechos que tiene la mujer por naturaleza de votar y contar con la posibilidad de decidir quién la gobernaba (sufragio), el otro; es un movimiento en el que la mujer exigía el mismo lugar en la sociedad que el hombre, solo que al pasar los años hemos caído en una degeneración de los hechos, de las costumbres y de los movimientos. Puedo decir que me pareció una excelente iniciativa el que la mujer haya exigido sus derechos naturales para poder votar por sus dirigentes, a decidir de propia voz quien era la persona indicada para gobernar el país o ciudad en la que habitaba. El feminismo es una extensión del movimiento sufragista, en la cual la mujer exige y demanda igualdad de condiciones jurídicas, de sexo, de educación y apoyo social, el derecho al divorcio, al derecho de aborto, de la igualdad de salario y la no-discriminación. Todo eso me parece maravilloso, nos dio las libertades que la mujer occidental pedía a gritos, perdida en aquel momento por la educación racial y religiosa. No es lo mismo en el occidente que conocemos, como lo es en el oriente, en donde la mujer en muchos países sigue siendo un cero a la izquierda o la que va caminando siempre detrás del hombre, sin voz, voto e ideas propias. Pero ¡sí: aquí viene el pero! Las mujeres hoy en día han olvidado cuál es su papel natural. Me parece maravilloso que seamos cada vez más autosuficientes e independientes, que lo mismo usemos unos pantalones (que se nos ven súper sexy), o una falda ajustada, que manejemos un auto de carreras o lavemos la ropa. Todo eso es divinoooooo, lo que me parece de muy mal gusto es que unas mujeres pretendan ser tratadas con la misma rudeza con la cual se puede llegar a tratar a un hombre. No somos iguales, ni física, ni emocional y ni psicológicamente, somos en extremo diferentes a los hombres. Me parece hasta un insulto a los movimientos iniciados por aquellas pioneras y valientes mujeres del pasado, el que ahora ciertas mujeres pretendan sumergir la intrínseca naturaleza de la mujer en el mas inmundo de los lodos. Somos mujeres, nos gobiernan las neuronas y las hormonas, somos sensibles y cursis, somos femeninas y llenas de fragilidades, nos gusta sentirnos protegidas por el varón, queridas, apapachadas y si, a muchas hasta mantenidas. Muchas se sienten ofendidas cuando reciben un piropo en la calle. A ver señoritas -o señoras- créanme: no es acoso sexual, les están diciendo simplemente que se ven lindas, o que están muy buenas. El día que yo pase por una construcción y los lindísimos y talentosos (y digo talentosos porque se avientan unos piropos que son dignos de publicarse) albañiles no me piropeen, ese día -¡lo juro por mi santa madre!- me va a dar depresión; ese día me voy corriendo con el cirujano plástico a ver qué carajos me hace. Señoras -y señoritas- ¿que acaso no se dan cuenta de lo lindo que es ser mujer, de lo maravilloso que es provocar pasión en un hombre, lo increíble que es poder dar vida y ser la parte elemental de que ese ser que nació de ti crezca sano y fuerte, de tener la posibilidad de amamantar, de tener un cuerpo que al mirarlo provoca canciones, versos y las más bellas de las poesías? ¿Por qué se quieren masculinizar? ¿Por qué se ofenden si las tratan con delicadeza?, ¿Por qué reniegan de ser las débiles físicamente pero las fuertes emocionalmente? Si no fuéramos lo que somos y el Creador nos hubiera hecho machos, no podríamos parir, no podríamos dar el placer que de hecho damos a los hombres, no podríamos abrir nuestro pecho - el sitio en el que tenemos el corazón y el alma- para amamantar a esos pedazos de carne que son nuestros hijos. No se masculinicen, gocen su género, sáquenle provecho; disfruten el piropo del albañil, o el de un hombre de traje y con corbata, los dos son hombres y en los dos despertamos eso que se llama pasión y amor. Si: soy Pro-mujer, no soy feminista, soy pro-mujer porque me encanta la mujer y el papel tan importante que tenemos en esta sociedad. No soy feminista, porque al ser feminista caería en lo degenerado que esta hoy el término. Yo gozo siendo mujer, porque puedo tener los beneficios de los dos géneros, porque quiero seguir siendo la delicada, débil y sensual mujer. Escribo esto pensando en una mujer -¡Dios sabe quién era; yo no!- con quien me crucé hoy por la calle y que se ofendió porque un maravilloso albañil le gritó: "Quien fuera piso, mi reina, para sentir tus pies en mi cuerpo" ¡Me dieron una ganas de aplaudirle! de gritarle "¡Bravoooooooooo!". La mujer le dijo que era una bestia inmunda y un degenerado. "Carajooooo", me dieron ganas de decirle "te estaba diciendo que estabas guapísima y buenísima, cosa que ahora muy pocos caballeros con los que te relacionas hacen". Pero guardé silencio esperando a ver si me decían lo mismo que a ella. El momento llegó: "¿Tu también te vas a enojar si te digo que estas bien chula?", "¡Ay claro que no!; a mí dime lo que quieras pero que no sea vulgar y te aplaudo; un piropo bello se agradece con el alma y el ego". ¡Que vivan los piropos y los albañiles! #POSOYE

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